Era pequeña, pero con unas fuerzas y ganas enormes

Era pequeña, pero con unas fuerzas y ganas enormes

Por: Alejandro Carreón Morales

Lía.

Hoy te voy a platicar una historia de amor única, un ejemplo de lucha y aferramiento a la vida.

Esta historia comenzó cuando menos lo imaginábamos, nosotros mamita y papito habíamos perdido las esperanzas de tener un nuevo bebe después de muchos intentos fallidos; fueron muchos años de espera pero nunca perdimos la fe.

Pasaron años, falsas alarmas, visitas al médico, etc. Hasta que un día, así sin imaginarlo supimos de tu existencia…

-Estoy embarazada dijo mamá.

Bo podíamos creerlo, al fin después de tantos años y esfuerzo lo conseguimos, a partir de ése momento la vida de todos nosotros cambió.

Comenzamos a contar los días con mucha emoción y ansiedad, fueron pasando las semanas y los meses, muchos cambios sufrió mamá, hasta que, por ahí del sexto mes mamá comenzó a sentirse mal, pasaban los días y empeoraba más y más la salud de mamá la situación se volvió preocupante, las visitas al medico eran más frecuentes, hasta que un día mamá tuvo que ser internada en el hospital por una serie de complicaciones que ponían en riesgo la su salud y la tuya.

Después de mucho trabajo los médicos tomaron la decisión de adelantar el parto. Era una situación riesgosa, solo tenías seis meses y medio de gestación pero era un riesgo que se tenía que correr, de lo contrario podrían complicarse las cosas y poner en riesgo la vida de ambas.

Fue una decisión difícil pero tuvimos que tomarla, comenzaron los preparativos para comenzar con éste difícil trabajo. Después de algunas horas de mucha angustia, nos avisaron que habías nacido, que estabas delicada de salud y que mamá estaba bastante mal de salud, pero estable.

En ése momento comenzaste  junto con nosotros tu lucha por vivir, en todo momento fue notoria tu fuerza y tus ganas de seguir, yo fui testigo de eso, durante 20 días seguidos estuve junto a ti animándote y ayudándote a salir adelante, los doctores me encomendaron la tarea más importante de mí vida,  tenía que hacerte llorar  para que tus pulmones se hicieran fuertes,  tenía que sobar tu cuerpo y extremidades para estimular la circulación, ayudaba a los médicos a que te insertaron ésas enormes agujas  en tus delgadas venas…  literalmente de eso dependía que tú  pudieras salir adelante, eras tan pequeña que todo tu cuerpo cabía en mi mano, eras muy pequeña pero tenias unas fuerzas enormes y muchas ganas de salir con bien de ése primer gran reto en tu vida, en ésos días viví muchas situaciones que me dejaron grandes enseñanzas; nunca en mi vida había visto a nadie luchar de esa manera para lograr un objetivo, nunca había visto a nadie aferrarse a la vida como lo hiciste tú, el ver como tu cuerpecito terminaba de formarse y como tus  órganos vitales maduraban y terminaban de formarse  fue muy impresionante para mi.

La primer señal de que todo iba bien fue al séptimo día, ocurrió cuando yo estaba platicando contigo, con tu pequeña mano tomaste uno de mis dedos  abriste los ojos y buscabas  mi rostro.

La primer lección de vida que me diste fue, no importa que tan difícil sea, nunca hay que  rendirse… Tú nunca dejaste de luchar y no te rendiste.

Desde ese día me he dedicado a amarte y seguir al pendiente de ti cómo desde el principio.

Han pasado ya nueve años y sigues enseñándome tantas cosas, eres una fuente de amor puro y verdadero, eres mi inspiración, la vida es diferente a tu lado.

Lía, le doy gracias a Dios por regalarme esos ojitos tiernos, ésa voz encantadora, ésa risa mágica que al instante hace que me olvide de mis enojos y tristezas.

Para mí  eres una en un millón y me has convertido en un padre en un millón.

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