Si nadie está preparado para ser padre por primera vez, menos para una “tormenta perfecta”.
Sostuve la mano de Geo mientras escuchaba voces en “off” detrás de un cubrebocas y miraba en su vientre abierto una bolsa color café-verdoso con los “productos” moviéndose dentro como pequeños “aliens”. A la voz de -adelante- el ginecólogo pinchó la bolsa con un bisturí y el liquido en su interior se derramó, sentí nauseas. -Sale gemelo uno- dijo de inmediato y tomó a Arturo entre sus manos, lo levantó, una enfermera cortó el cordón y lo pasaron diestramente a las manos del Pediatra que lo llevo a una mesa de exploración mientras mi mirada lo seguía impaciente. A la voz de -sale gemelo dos- tuve que voltear nuevamente hacia Geo y todos repetimos la escena, con la diferencia que el Doctor solo necesito de una mano para levantar a Jorge.
Geo no paraba de sangrar. Arturo fue llevado de inmediato a una incubadora y a Jorge no cesaban en revisarlo. Yo fui invitado a dejar el quirófano sin saber bien que sucedía.
El Síndrome de HELLP se hizo presente al intentar llevar el parto al límite de tiempo, ya que tuvimos un embarazo gemelar de alto riesgo con amenazas de aborto desde el inicio y con los bebés con peso y desarrollo limitados principalmente en sus pulmones. HELLP (Hemolysis, Elevated Liver Enzymes, Low Platelet Count) refiere a la descomposición de glóbulos rojos, enzimas hepáticas elevadas y bajo conteo de plaquetas en la madre, una condición catalogada como muy grave.
Geo perdió tanta sangre por la falta de plaquetas que fue necesario aplicar muchos medicamentos y envolver su útero como un “tamal” para poder cerrar la cesárea. Luego 11 transfusiones, más medicamentos, 8 días entre terapia intensiva/intermedia y un reingreso a la semana por una nueva hemorragia.
Arturo recibió sangre contaminada al final del embarazo y fueron necesarias 4 transfusiones de
sangre y 3 días en incubadora, los 2.4 kilogramos que logró al nacer le ayudaron a salir adelante y lo tuvimos en casa a la semana de nacido.
Jorge nació con apenas 1.8 kilogramos de peso y Atresia de Esófago o formación incompleta del esófago. Una de las primeras acciones que se realiza a los recién nacidos es sacar del estómago el líquido amniótico que pudieron tragar, al intentarlo no pudieron llegar a su estómago ya que su esófago formaba una especie de “bolsa” a la altura del pecho, y el segmento inferior se conectaba con su tráquea. Jorge debía mantenerse casi verticalmente para evitar que los jugos gástricos llegaran a sus pulmones.
Fue trasladado casi de inmediato al Hospital Central Militar donde fue operado a las 24 horas de nacido por un médico cirujano que justo regresaba del extranjero donde aprendió una nueva técnica quirúrgica. Normalmente la operación se realizaba abriendo el pecho por la mitad para poder alcanzar el esófago lo que la hacía altamente riesgosa.
Con Jorge entraron por un costado del torso en una abertura de 1cm cuadrado, abrieron el esófago hacia abajo, lo conectaron al estómago y cerraron el acceso a la tráquea completando una operación tipo “plomería”. Un mes completo estuvo en terapia intensiva y cuando pudo llegar a casa traía consigo enfermera y unidad de oxigeno.
Con el tiempo conocí estos detalles, pero cuando salí del quirófano no tenía ninguna idea de lo que venía. Traslados entre hospitales, conversaciones incomprensibles con muchos médicos, terapias de todo tipo, visitas muy cortas, noches muy largas, miles de formatos, discusiones con seguros, muchos gastos… Pero sobre todo mucho miedo de perder a mi familia.
El desenlace fue y sigue siendo positivo. Tuvimos “Ángeles” cerca, unos manteniendo la cabeza fría y tomando las decisiones precisas para salvar sus vidas, otros ejerciendo con maestría la labor del “Creador”, muchos donando vida, varios salvándonos de las cosas cotidianas, algunos intercediendo con el universo para alinearlo y unos más acompañando la soledad del que “esta bien”.
La idea de compartirte esta historia es decirte que no te sientas solo, porque no lo estas, hay muchos “Ángeles” cerca y cada uno está haciendo lo mejor que sabe hacer.
Finalmente quiero pedirte una sola cosa. Tira por la borda toda pena y cualquier “que dirán” o que “pensarán de mi”. Si no puedes tocar o cargar a tu bebé, entonces háblale, cántale, llora con él, cuéntale un cuento, platícale las cosas que esperas que un día vea y haga… dile que el mundo vale la pena con todo y sus tormentas y que lo quieres vivir con él.
PD: Arturo y Jorge están por cumplir 19 años y son dos estudiantes extraordinarios en Química y Matemáticas Aplicadas respectivamente. Ellos y Geo son muy saludables y activos.