Pensamos que son frágiles, pero sin querer, nos enseñan que los frágiles y los poco preparados somos nosotros

Por: Rodrigo Martínez

A 38 semanas 6 días y con una labor de parto de 8 horas, recibimos a nuestra hija en el coche.

Cambiamos de ginecólogo a la semana 30 por que era un completo idiota todopoderoso. Buscamos opciones y recomendaciones, la ginecóloga que atendió a una conocida y al súper ultra recomendado que practicaba el parto en agua. A las 38 semanas 5 días nos tocó consulta. Mi esposa, ya estaba perdiendo tapón mucoso, algo que minimizó el doctor al hacer un ultrasonido y diciéndonos que: “todo bien… faltan como 10 días “.

A las 2 a.m. empezaron  las contracciones y a mi esposa le dolía al frente, atrás, ¡TODO! Primera llamada al doctor a las 7 a.m. y nos dice que no, que son ganas de hacer popó o alguna indigestión,  “tómate un té de tal”, “respira”, “todavía no es labor”.

En la segunda llamada, el doctor se enoja: “si quieren vayan al hospital a que les haga el tacto un residente y que los regresen”.

Los padres de mi esposa, nos dijeron que nos fuéramos yendo, sSacamos el coche y mi esposa ya no podía más, le dolía mucho… en el coche se bajó el pants y se asoma una cabecita, unos ojitos ¡está saliendo y sale expulsada sin ayuda de nadie, haciendo el movimiento de hombros!

Inmediatamente cambiamos destino, de la Roma al hospital más cercano, un hospital naval y de camino vemos cómo abre los ojitos y comienza a llorar. Llegamos al hospital, llaman un código de urgencias, salen los especialistas al coche, como 15 personas nos rodean, cortan, cubren, sacan y se las llevan.

Yo me quedé pensando en que “eché a perder el nacimiento de mi hija y el alumbramiento por escuchar a los doctores y expertos”, no sé que va a pasar, no sé si van a salir, si van a vivir. En ese momento no podía entrar a ninguna sala, pues hay horarios específicos y los doctores después de horas, dan la instrucción que trasladar a la mamá al hospital que ”ella quiera” y dejar a la bebé en observación.

Algunos familiares pelean con el director, se hace un desmadre, finalmente el almirante dio la orden de dar un cuarto y atención a la madre. Pasaron las horas y la primer visita para entrar a cuneros ya había pasado, así que tenia que esperar a la tarde.

Sin saber nada de nada, sin poder ver a mi pequeña, nos notificaron el número de habitación de mi esposa, y después de pasar a más de 5 escritorios, regresar, bajar, subir… por fin nos dieron un número de habitación y la hora de visita: ahí estaba la pequeña, dormida en un cunero con calor. Parecía un poco enojada por la forma que llegó. A diferencia de lo que le habíamos prometido, estaba sin su mamá, sin su papá, sin las visitas que la iban a saludar, solita… 30 minutos de visita que duraron un suspiro.

Subí a la habitación y vi a mi esposa, el abrazo más largo de nuestras vidas: con ganas de celebrar, gritar y llorar… pasamos una noche y al otro día salimos.  Las 24 horas más largas de nuestra vida, en donde te enteras de historias de bebés que llevan meses… los papás durmiendo en sillas incómodas esperando la hora de visita para que entre solamente uno.

Tuvimos suerte y nos gustaría escuchar que todas las familias corren con la misma suerte, los bebés nacen fuertes, inteligentes y listos para agarrarse a madrazos. Nosotros debemos de estar a la altura de ellos… pensamos que son frágiles, pero sin querer nos enseñan que los frágiles y los poco preparados somos nosotros.

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