Si hace seis años, supiera cómo estaría el día de hoy, las cosas no hubieran sido tan duras

Por: Charlotte Sosa ,

¿Un padre en un millón? Creo que somos muy afortunados en poder contar nuestra historia, creo que si hace 6 años supiera cómo estamos el día de hoy, las cosas no hubieran sido tan duras. 

Hace casi 7 años un 28 de septiembre 2010, con un dolor de cabeza impresionante acabamos en terapia intensiv.  Tenia 32 semanas de embarazo gemelar y yo con preclampsia.

3 días para poder controlar las subidas de presión, y ¿les confieso? No me acuerdo nada de esos días.

El 1 de octubre, entre medio consciencia y angustia me dicen que mis hijos nacerán ese día. El día más esperado de mi vida , pero en el que estaba totalmente perdida de lo que seguiría: Cesárea de emergencia, nace mi princesa Sofía (1.730 kg) un minuto después nace el héroe de mi vida, Santiago (1.980 kg) pero jamás pensé lo que seguiría.

No los recuerdo de ese día, solo le pedí a mi marido entre anestesia, cansancio y preocupación que no los dejara, que los siguiera.

Conocí a mis hijos por foto, con unos cascos para respirar, unos tubos por la nariz, conexiones y monitores por todos lados. Esa fue la primer imagen que tuve de mis hijos, jamás la que había soñado.

2 de octubre:  sigo sin poder levantarme para ir a verlos, a decirles que mamá está ahí, a darles todo el amor que les jure desde que supe que venían.

Por fin, por la tarde me dan permiso de ir a la UCIN, la primera bebé que veo es Sofia pero yo no la reconozco. ¡NO reconozco a mi PROPIA hija! la veo chiquita, frágil y sola. No puedo con esto, pero además esta Santi a unas cuantas incubadoras más, ¿con quién debo de estar? ¿cómo reparto el poco tiempo que tengo con ellos?

Finalmente acaba la hora de visita y con lágrimas en los ojos me despido de ellos, mañana los veré.

11 de la noche del 2 de octubre, entre la penumbra, llega un doctor que yo no conozco , se presenta y me dice que es un neurólogo… pero ¿yo porqué necesito uno de esos?

La noticia que me cambiaría la vida llegó: “señora, Santiago tiene un derrame cerebral grado IV, fue intrauterino, las consecuencias pueden ir desde no mover un dedo a no moverse en lo absoluto. Puede que tenga convulsiones, desconocemos realmente lo que se puede esperar pero las terapias físicas han dado grandes resultados.“

Santiago, a unos días de haber nacido / Foto: Cortesía Charlotte Sosa

En mi cabeza solo quedó marcada la palabra “derrame cerebral“,  lo demás lo bloquee. Me enoje con la vida, me enoje con Dios.

24 días yendo 2 horas en la mañana y 3 en la tarde a visitar a nuestros bebés, fascinados porque tomaron 1 oz de leche ¡1 onza! Aplaudiendo cada piquete menos, el primer momento en que los puedes cargar, ¿cómo olvidar todos esos días de logros que para muchos es lo normal? aquí se ovaciona por cada día de mejoría.

24 días para Sofia ahí dentro, pero ¿y Santiago? ¿Por que él no sale ese día si ya estaba todo arreglado para eso?

– “Señora, su hijo tiene hidrocefalia, hay que operarlo y colocarle una válvula de derivación”

– ¿¡Una qué!?

Mi corazón ya no aguanta más, ¡ya no quiero que toquen a mis bebés! Pero es la única solución.

26 de octubre, 11 de la noche llega el cirujano y sale mi hijo de UCIN para que lo podamos ver antes de la operación, sale completamente pelón. Se ve increíblemente hermoso, pero no es signo de algo bueno.  3 horas de cirugía y por fin sale el doctor a decirnos que todo salió bien. Me derrumbé y solo le dí gracias por cuidar a mi bebé.

Mientras tanto en casa mi nena, sola con una enfermera y la abuela,  pero papá y mamá partiéndose en dos para lograr estar con ellos.

Las terapias físicas comienzan desde el 1 día de nacimiento y durante 4 años de lunes a viernes tenemos cita para continuar con lo que nos dijo el doctor.

Santiago camino al año 2 meses a pesar de que los doctores decían que si llegaba a caminar seria con andadera y a los 6-7 años.

“Si hace 6 años hubiera sabido cómo estaría el día de hoy, las cosas no hubieran sido tan duras”. Una foto reciente De Santiago y su hermana gemela Sofía. / Cortesía Charlotte Sosa

Santi se sienta, Santi gatea, ¡Santi habla!. No no somos un padre en un millón, él es un milagro en un millón. Pero esta lucha que se ha ganado, la ha ganado él, con los esfuerzos que hace día a día, aunque ¿les confieso algo? Sigo aplaudiendo cada pequeño logro como si fuera el mayor.

Por eso reitero mi pregunta del principio ¿un padre en un millón?

No, TENEMOS UN HIJO EN UN MILLÓN

Nunca se rindan, nunca bajen los brazos, ellos nos demuestran día con día que la vida no es fácil pero siempre hay esperanza.

Charlotte sosa mamá orgullosa De Santiago y Sofia

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