A los 2 meses y medio de nacido mi hijo fue diagnosticado con Atresia de Vías Biliares, una condición rara donde los bebés no pueden drenar la bilis de su hígado hacia el intestino, fue intervenido quirúrgicamente a los 73 días de nacido, la cirugía fue un éxito pero el diagnostico a mediano y largo plazo nada alentador.

Nos dijeron a su mami y a mi que los niños como Iker (mi hijo) crecen lento, demasiado lento, que su pancita se les inflama pues el hígado queda dañado por las semanas que estuvo expuesto a altas concentraciones de bilirrubinas, que iba a sangrar del esófago y llegaría un momento donde su hígado fallaría irreversiblemente, nos dijeron que viviría 3 a 6 años a lo mucho, el único tratamiento que le daría una vida optima es un transplante hepático.

Hemos vivido 2 años y medio de constante esfuerzo, múltiples hospitalizaciones, estancias en urgencias, neumonías, colangitis (complicación constante de su condición), sangrados esofágicos (el primero casi le cuesta la vida a mi pequeño), y más.

Foto del pequeño Iker, compartida por su padre, Marco Efren Ávila

Hemos llorado, sufrido, desvelado, rezado, peleado, nos hemos desesperado, hemos pasado situaciones realmente duras, pero todo es nada a comparación de todo lo que ha tenido que sufrir el, su constancia, su fuerza y todo lo que con valentía mi pequeño hijo ha vivido es algo tan alentador e inspirador que como padres no podemos vencernos mientras el no lo hace.

Iker tiene 2 años y medio, actualmente esta muy bien, su situación es estable y lleva 3 meses sin regresar al hospital (para nosotros es ya mucho tiempo y estamos felices), se ha hecho mas fuerte, come mejor, va creciendo, lento a su ritmo, y nos hace muy felices, estamos en lista de espera para su transplante, somos optimistas y creemos fielmente que toda esta lucha tiene un fin, el fin mas bello que es darle lo mejor a nuestro hijo para que algún día se sienta orgulloso de vencer su padecimiento pero también de sus padres que estuvimos ahí para apoyarlo siempre!!!